miércoles, 31 de octubre de 2007

Las series Still Life y Archistructures
Fotografías de Adrian Tyler
Traducción: julie olivari – octubre 2007
La ciencia nos dice que toda la materia está compuesta por combinaciones de tan sólo 102 elementos. Dentro de estos confines, los procesos de construcción y descomposición, tanto de forma natural como artificial, se suceden a lo largo del tiempo. El hecho de que estos cambios tengan lugar en varias dimensiones simultáneamente supone un desafío para artistas y filósofos, así como para aquellos que reivindican la propiedad material.
Los recursos finitos del planeta sufren ahora más que nunca los abusos de las demandas de la economía y espacio. La oscilante relación de la Humanidad con la naturaleza se sitúa en un contexto de cambio acelerado y de extremos que se multiplican. El artista puede tratar de explicar estos cambios, o puede simplemente mostrar sus efectos inmediatos.href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjItKVTuRA1Bch6cpYoo36yiOVrN2udDkRjhtQL5mlkhD0s3rJh60JTN9iL-jXtWV5qHys3RS9uYjifoLpcXbNReWXCXEPGPGarZ9HkkwQzVAFhRSKYu0FN65yyCAKLmVX_I8KAbUOzGcCF/s1600-h/asm2_img_adriantyler_isle3.thumbnail.jpg">



La cámara capta y transmite sus imágenes, capturando y reflejando la luz como el prisma de Isaac Newton. El hombre, que construyó estructuras, proporcionando un estable refugio contra los elementos y un eje emocional y espiritual, captura además la luz y el espacio. Independientemente de que haya edificios en construcción, abandonados o cayéndose, lo cierto es que poderosas dinámicas medioambientales y psicológicas están en marcha.
Un ejemplo de estas dinámicas es el debate perceptual de decidir qué está más “vivo”: la biblioteca de hotel, con su personal y sus clientes, moviéndose a través de un contexto donde el hombre ha demarcado y constreñido el medio orgánico, o las granjas abandonadas donde una enorme reducción de la actividad humana ha conducido al mundo natural a la intrusión, a la reivindicación de su espacio, a la redisposición de luz y espacio.






La capacidad técnica y el talento de Tyler para la composición nos permite observar las variadas texturas, colores y formas de este proceso, revelando las abstracciones y yuxtaposiciones que tienen lugar cuando se produce un contacto estrecho entre el hombre y la naturaleza. Este arte se dirige a las dinámicas de los edificios, la naturaleza y al cambiante lugar entre ambos que ocupa el hombre. Presenta las imágenes sin una agenda que pudiera distraer del inherente poder y dinamismo de los fotógrafos ya sea individualmente o como parte de una serie. Su posición continúa siendo la de alguien que recuerda, pero en modo alguno interviene, los cambios en proceso.
Se dice que en la fotografía, la imagen sigue mirando al espectador, no importa cuánto tiempo tarde éste en desviar la mirada. Aunque esto sea verdad, no debería olvidarse hasta qué punto estas imágenes, hábilmente confeccionadas, reflejan un momento en el tiempo que ya ha pasado definitivamente, y que cualquiera de los procesos que aparecen en fotografía podrían no darse ya.
Mostrando reconocimiento hacia el arquitecto Gehry, así como hacia los constructores del hotel, y consciente de los innumerables canteros, constructores y antiguos ocupantes de las granjas abandonadas, Tyler se ha echado a un lado y ha permitido al espectador el lujo de ver cada habitación como si fuera elúnico allí, llevando consigo tan sólo sus propias percepciones y expectativas.
Ya sea el subconsciente o el alma en el trabajo, puede ser que el espectador llene estas imágenes con alguna humanidad que ha sido rebasada y eliminada de la escena. El fotógrafo nos ha dejado el espacio para sacar nuestras propias conclusiones.

No hay comentarios: